Secretos de cocina




LOS ALFAJORES PARA EL PAPA QUE NO 

PUDIERON SER.

Hace unos cuantos años ya, que con Marie, Hernán, Dardo y Paci nos reunimos a menudo a comer. Cualquier motivo viene bien. Desde festejar un cumpleaños, un aniversario,un día del amigo, día de la Inmaculada, Navidad, fin de año, programar un mega viaje que nunca llegamos a  concretar, Consu y Lucía,  Migue...hasta simplemente por las ganas de vernos y compartir un grato momento, uno de esos  que con el tiempo, se convierten en   tesoros. 
Festejando mis 40 con Paci, Marie, Dardo y Hernán
También cada tanto, solemos invitar a cenar a alguna personalidad en particular, como una especie de homenaje. Y asi fue que una noche fría de Agosto,  ancla de por medio, cazuela de pollo y vino tinto, Monseñor Lozano termino cenando con nosotros. Y no se cómo lo habrá pasado él pero nosotros...¡estábamos encantados con su  visita! ¡y yo más todavía! Preparé la mesa con mucho esmero y traté de cuidar todos los detalles. Menú, vino, flores, la infaltable vela de la Virgen... La cazuela la preparé con la receta de mis primas Echeverría y de postre mousse de chocolate y ensalada de frutas.
Charla va, charla viene, cuando fue mi turno de hablar (con estos comensales no es facil, hay que sacar numero...) le terminé contando al obispo de mis serias intenciones de conseguir, como fuera, una foto del Papa Francisco con alguna torta cocinada por mí, a lo que él me respondió, con su voz serena pero firme, que una torta no, pero me proponía que preparara algo muy pequeño, quizás unos alfajores, y que él intentaría entregárselos, ya que tenía viaje a Roma en puerta. ¿Qué contarles? ¡Sentí estar tocando el cielo con las manos! Que el hombre más importante del mundo en este momento, el representante de Jesús en esta tierra, fuera a comer algo  preparado por mí, ¡era demasiado! 
Al despedirnos quedamos en contactarnos, para organizar la logística del envío.
Los que algo me conocen, ya deben dar por un hecho de que esos alfajores  no  irían solos...
Pasaban los días y  no lograba terminar esa bendita carta, así que mientras esperaba que las musas inspiradoras volvieran a mi, me dediqué de lleno a los alfajores. A la receta ya la conocía de memoria, así que solo faltaba tener todo listo, para poder cocinarlos el mismo día en el que Monseñor Lozano me avisara de su partida. 
La mañana de aquél miércoles le pedí a una amiga que me llevara a comprar las cosas. Necesita un cortante pequeño, papel celofán transparente para envolverlos y unos stickers con la escarapela argentina -me pareció lo más adecuado- para poder cerrarlos.
Se acercaba la fecha, así que ese jueves a la noche, mientras esperaba que Migue volviera de Buenos Aires, decidí que sí o sí, terminaría esa carta. Carta que dejé  por la mitad, sintiendo –presintiendo- un sabor amargo, y después lo que todos saben que paso...
Y por segunda vez sentir ese puñal que te desgarra el corazón. Imposible cocinar. Pero por las insistencia de todos los que me quieren y mucho, logré terminar esas líneas; y tuvieron final feliz, ¡porque llegaron a sus manos! Y no pierdo la esperanza de que los alfajores, algún día,  tengan también el mismo destino.
La vela de la virgen, asi la llamamos. Regalo de mi amiga Tina. Infaltable en mi mesa cuando recibo amigos.




 



LA COCINA, COMO LA VIDA  MISMA...



  Para que las buenas intenciones de cocinar, no se terminen convirtiendo en una carrera de obstáculos, de esos que se van sucediendo uno tras otro y donde no hay marcha atrás, acá van algunas sugerencias.

  Si algo me ha servido en los momentos difíciles, es el pensar que todo en esta vida tiene solución, y la cocina no escapa a esta regla. Ni  tampoco escapa a esta regla, que si queremos un final feliz, además de ingredientes de buena calidad, se necesitaran altas dosis de  dedicación y paciencia.

  Al elegir una receta, ya sea en un libro o  en internet, hay que leerla y releerla,  fijarse bien en todos los ingredientes y detalles. Si sos principiante tendrás que manejar la ansiedad y  tomarte esta actividad con calma, y tener en cuenta, y esto vale para todos, que la rapidez en la cocina, es el eterno enemigo del esmero".

  Hacer la lista de todooo lo que se necesita y no olvidártela, es la clave para que tu compra en el supermercado, sea todo un éxito! Y esta tarea, que a veces da un poco de  fiaca, o  no a todos les gusta,  puede convertirse en un muy  buen programa. A mi por ejemplo, me encantaaa  ir al super con mi hermano Valentin! (y  no puedo dejar de sonreir cuando lo  recuerdo junto a Migue, tirando los  paquetes de manteca por el aire...  haciendo malabares para ingresar primeros en la caja  que da prioridad a los discapacitados, sin que ninguna señora nerviosa les llamara la atención… verlos   con cara de pocos amigos cuando me tocaba pagar y empezaba la búsqueda de los cupones de descuento en mi cartera, cual aguja en un pajar… y los descuentos de las tarjetas..y que tuvieran fondos suficientes...y  cada vez más gente en la cola… y ellos que cada vez se enojaban más y más conmigo… en fin, era  muy divertido!!!! y aunque muchos no entiendan que tiene que ver este relato con la cocina, aprovecho a dejarles  otra sugerencia. Disfruten  de los pequeños momentos, porque pueden convertirse en grandes tesoros!!!

Con Valento, mi hermano, amigo y compañero de la vida...

 Retomo. Después del super, hay que organizar la cocina.  La idea sería que todo este pelado y cortado con precisión y mucho cariño. También pensar en que sartén y olla será mejor (si tenés solo una, no importa, seguro que te va a seguir siendo fiel...) de ser necesario, chequea la temperatura del horno y no te olvides nunca  de los condimentos, que suelen convertirse en un buen manotón de ahogado...
 Espero que estos consejos sirvan para entrar con el pie derecho a la cocina!!!

¡Manos a la obra! Éxitos!  y espero verlos en el super!!!

2 comentarios:

mariana anargyros dijo...

Que lindo Cecilia todo lo escrito !! Segui adelante !! Dios siempre esta esta a nuestro lado !!! besos!!

Paz Mestres dijo...

¡Cómo noa acercás el Cielo!! Te quiero mucho Chechita!