martes, 2 de diciembre de 2014

Día internacional de las personas con discapacidad

Mañana 3 de diciembre se conmemora el día internacional de las personas con discapacidad.  Recordar este día demuestra que todavía queda mucho por hacer si de verdad verdadera  tenemos intenciones de vivir   en una sociedad integrada.  Si bien reconozco que en nuestra ciudad se ha avanzado  en este tema, la falta de acceso para  personas con movilidad reducida,  sigue siendo todavía un  problema vigente,  que suele verse agravado frente a la indiferencia de algunas  personas que   todavía  no entienden que las rampas y los lugares señalizados para discapacitados, son tierra sagrada, que tienen que respetarse  sí o sí, que no hay que excusa que valga. Cuando pienso en todo esto,  siempre llego a lo mismo. Siento que el problema radica en que no sabemos ponernos en el lugar del otro. Si esas personas que no respetan los accesos supieran a  las enormes dificultades que nos exponen  a los que nos trasladamos en silla de ruedas o a los que simplemente no pueden movilizarse de una manera plena como ellos, estoy segura de que al menos lo pensarían dos veces antes de hacerlo. 
En lo que a mi respecta y como cada año me gusta hacerlo, elijo esta fecha,  para expresar mi sentimiento que obviamente va un poco bastante mucho  más allá de estas simples  palabras. En primer lugar quiero  agradecer  a mis amigos y familiares  que tanto me ayudan  con mi silla de ruedas. También quiero  dar las gracias  de una manera muy especial a todas esas personas anónimas y de buen corazón -la contracara de esas otras indiferentes-  que suelo encontrar  en la calle, que saben estar "atentas" y que sin prejucios  y con mucha buena onda, se acercan desinteresadamente, dispuestas  a ofrecer su ayuda.

Y para  terminar este post  y porque en está vida hay que saber ser agradecido,  quiero dedicar estas lineas a mi silla de ruedas, la que después de todos estos años,  pareciera haber tomado vuelo propio. La pobre que tan mala prensa tiene, que se banca  tantas miradas inoportunas  y comentarios innecesarios,  que vive llena de harina, dulce de leche, crema y merengue,  ha sabido ser más que generosa conmigo. Es que a pesar de no haber sido fácil y del tiempo que nos llevó hacernos amigas, ella, mi "ex enemiga", terminó convirtiéndose en  mi gran aliada,  mi confidente, en mi guía de las cosas que de verdad importan en esta vida, en esa compañera de lucha inseparable dispuesta a hacer hasta lo imposible para que mi anhelo de poder criar a mis hijos y  seguir adelante con mi vida de la manera más digna posible, se hiciera realidad. 


"Ella" disfrutando de la naturaleza y descansado de mí...


No hay comentarios: