martes, 11 de agosto de 2015

Mi mayor fuente de inspiración

Si tuviera que definir con una frase al entorno en el que he crecido, creo que una buena opción sería "La Biblia y el calefón". Es que aunque seguramente solo sea percepción mía, nunca sentí a los Echeverría muy ávidos de adquirir conocimientos. En cambio mi mamá, con sus casi 83 años en su haber y con esa humildad tan propia de ella, todavía a menudo se la escucha decir que no sabe nada y que tiene muchas ganas de seguir aprendiendo. Pero resulta que, para todos los que la conocemos, mamá es una especie de biblioteca viviente, un cúmulo de sabiduría. Da gusto hablar con ella, porque además de manejar la actualidad geopolítica y económica cual si fuera una eximia periodista, siempre tiene algo interesante para contar. Es que pareciera tener un radar muy sensible, porque siempre está atenta a esos pequeños detalles o comentarios que para la mayoría de los mortales suelen pasar por desapercibidos. Pero acá no termina la cosa. Después de la lectura pasa a la etapa siguiente que es el compilado de la información, y porque nos conoce mucho a todos y porque quiere que seamos mejores, se toma el trabajo de separar los artículos de acuerdo al tema que tratan para hacerlos llegar a quien ella considere oportuno.
Cuando mis hijos eran chiquitos y hacían la tarea, ante cualquier duda en vez de buscar en un libro, se los escuchaba decir, mejor llamo a la abuela que seguro ella sabe. Yo con 46 años recién cumplidos le sigo pidiendo que me lea el diario y mis amigas hasta el día de hoy, cada tanto dicen ¡pero cuánto que sabe Martha!
Y acá podríamos abrir un debate y que los más instruidos nos expliquen porqué la gente grande se acuerda de lo que estudió hace más de 60 años...y porqué por ejemplo yo no logro recordar lo que leí hace seis meses atrás... Aunque usando el sentido común, en mi caso en particular, me animaría a decir que se deba a que tengo más sangre Echeverría que Daneri, y como dice el refrán la sangre no es agua...
Y si se están preguntando en calidad de que estoy escribiendo todo esto, la verdad es que no sé. Porque no es su cumple, ni el día de la madre, ni nada de esas fechas. Tal vez sea porque hoy es mi día de descanso y me dieron ganas de escribir. O quizás sea porque Valento me contó que la encontró caminando por la calle Urquiza con una bolsa repleta de libros muy  pesados... o porque anoche la llame para que me diera su opinión acerca de las elecciones y en cambio me termino dando unos tips  que había leído en el diario, muy interesantes para los que estamos incursionando en el mundo emprendedor...
En fin... pensar que ella siempre me dice: ¡no escribas más de mí por favor, no me gusta! Y yo siempre le termino respondiendo lo mismo: no puedo vieji, perdón, es que vos sos mi mayor fuente de inspiración!



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